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Las verdades de la obesidad encubierta

Las verdades de la obesidad encubierta

Como dice el dicho “las apariencias engañan”. Esto también es aplicable al estado nutricional de las personas. Todos han conocido a alguien delgado que se alimenta mal, con excesos de grasas y azúcares. No es que esas personas tengan “suerte de no engordar” o “buen metabolismo”, más bien es probable que su nutrición sea deficiente y su constitución corporal sea una obesidad encubierta, también conocida como obesidad carcopénica. Si conoces a alguien o es tu caso, esta nota es para ti.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lo declaró: “la obesidad se ha convertido en la gran epidemia del siglo XXI”. Sin embargo, esta enfermedad no es exclusiva de los “gorditos”, también hay “falsos flacos”, que tras su apariencia sin sobrepeso esconden peligrosos índices de grasa internos, alojada incluso en órganos vitales.

Verse delgado o tener un peso normal, de acuerdo a tu estatura, no es sinónimo de estar sano. Esto se explica porque las personas con sobrepeso tienen “espacio” para alojar la grasa. Como los delgados no, ésta se alberga en órganos y arterias.

En 2007 se acuñó por primera vez el acrónimo TOFI (“thin outsider, fat inside” o “delgado por fuera, gordo por dentro”), luego de que en el Imperial College de Londres analizaran a 800 personas a través de una resonancia magnética para ver dónde acumulaban grasa. De las mujeres estudiadas, un 45% tenía un IMC normal, pero niveles excesivos de grasa interna. En el caso de los hombres la cifra ascendía casi al 60%.

A partir de este estudio se descubrió que la grasa interna que rodea órganos como el corazón, hígado o páncreas, invisible a simple vista, puede ser tan o más peligrosa que la grasa externa acumulada bajo la piel. Médicos aún investigan su relación con enfermedades cardiacas, diabetes y síndrome metabólico, pero los estudios indican que la grasa interna que envuelve ciertos órganos, altera los sistemas de comunicación del cuerpo, enviando señales químicas erróneas, y por ende desencadenando en un mal funcionamiento del organismo.

La investigación también determinó que quienes mantienen un peso normal sólo en base a una dieta, tienen más probabilidades de acumular grasa interna que quienes además realizan actividad física. Es más, expertos afirman que personas activas con sobrepeso, pueden tener mejor salud y menos riesgos, que los delgados, pero sedentarios. La clave está en conocer la composición corporal.

En busca de soluciones

Una buena forma de descubrir si la obesidad encubierta es tu caso, es a través de la bioimpedanciometría, un examen rápido que determina tu composición corporal, comprobando el porcentaje de grasa y masa magra (musculatura) de cada segmento de la anatomía, considerando factores específicos tales como edad y sexo del paciente. Con este examen se puede hacer un diagnóstico más exacto del exceso de peso, diferenciando así a los pacientes con mayor masa muscular, de aquellos con exceso de grasa corporal.

¡No te asustes! Hay solución. La grasa interna, al igual que la externa, se reduce con actividad física periódica y una dieta baja en grasas, lo que no significa eliminarlas por completo, sino reemplazar las “malas” (saturadas y trans) por las “buenas” (insaturadas y monoinsaturadas).

Así que recuerda, si lo que deseas es simplemente verte delgado y la genética no te favoreció, con una buena dieta será suficiente. Pero si además de verte bien, quieres estar saludable, combinar la nutrición con ejercicio es fundamental para establecer un vínculo apropiado entre el peso y la salud.