Cuando hablamos de hábitos, nos referimos a conductas que adoptamos como parte de nuestra rutina cotidiana, como lavarnos los dientes, ducharnos, leer o escuchar música en nuestros trayectos diarios.
Si lo llevamos a un contexto de la salud y, más específicamente, al de nuestra alimentación, nos podremos dar cuenta que también contamos con ciertos hábitos. Éstos pueden ser positivos (tener una dieta balanceada, comer a ciertos horarios o hacerlo de forma saludable), pero también pueden ser negativos.
Entonces, es necesario identificar cuáles son esos hábitos que no nos benefician o que nos impiden mantener un peso saludable. Para ayudarte a detectar cuáles son, acá te mostramos algunos de los más frecuentes:
Abusar de productos light: si bien son preferibles por sobre aquellos que no son light, eso no significa que podremos consumirlos de forma indiscriminada. Es cierto que poseen menos calorías que su versión original, sin embargo, eso no significa que sea la única alternativa al momento de conformar nuestra pauta de alimentos.
Vivir de ensaladas: en este aspecto por lo general se cometen 2 errores. El primero es agregarle exceso de aderezos que en muchos casos suman calorías y grasas. El segundo es dejar de lado las proteínas o hidratos de carbono y centrarse sólo en la ensalada que, si bien es saludable comerlas, es poco recomendable basar un almuerzo exclusivamente en eso.
El alcohol: estamos acostumbrados a consumirlo en un almuerzo, junta con amigos o celebración. Y no está mal, pero muchas veces las personas cometen el error de “cuidarse” toda la semana, para “darse un gusto” el fin de semana. En este aspecto hay que ser cuidadosos, tratar de evitar los destilados (o mezclarlos con bebidas azucaradas) y preferir otros bajos en azúcar, como algunos espumantes (por ejemplo, el nature) o vino.
Confundir el tener hambre, con tener sed: debemos saber detectar si lo que queremos (o necesitamos) es comida o líquido. En algunos casos las personas tienden a confundir esta sensación y por eso creen pasar con hambre todo el día. Por eso, la recomendación es siempre mantenerse hidratado.
Saltarte los horarios para comer: si crees que por saltarte el almuerzo vas a restar calorías a tu ingesta diaria… estás equivocada. Lo único que lograrás será llegar con más hambre a la siguiente comida y, probablemente comerás en exceso.
Hacer más de una actividad mientras comes: lo ideal es tomarse el tiempo necesario para comer tranquilo y masticar bien los alimentos, eso facilita la tarea digestiva, y asimilas lo que estás comiendo.
Comer rápido: en general el ritmo de vida actual nos lleva a hacer todo de forma muy apresurada. Sin embargo, comer apurado no es aconsejable, ya que el cerebro necesita procesar cuando nos sentimos satisfechos. Entonces, al comer tan rápido, posiblemente alcancemos a ingerir una mayor cantidad de alimentos en menos tiempo y, al mismo tiempo no asimilamos la cantidad de comida que ingerimos y no nos damos cuanta cuándo estamos satisfechos.
No tomar agua: es importante mantenernos hidratados, ya que así nuestro cuerpo elimina toxinas. Por el contrario, cuando no tomamos agua, el cuerpo tiende a retener líqidos y eso nos hace sentir incluso más “pesados”.
Hacer dietas express: son sólo una falsa ilusión de perder peso. Si bien es posible que haya una baja, ésta se manifiesta a partir de una muy mala práctica como dejar de comer ciertos alimentos. En este proceso se pierde agua, grasa y masa muscular, por eso no es una baja de peso recomendada. Al volver a comer de forma normal, se produce el “efecto rebote”, es decir, se alcanza nuevamente el peso inicial, ya que uno se priva de muchos alimentos que posteriormente se vuelven a comer (y a veces en grandes cantidades). Adicionalmente el cuerpo se somete a un cambio de metabolismo durante una dieta expres que también es perjudicial.
En el mejor de los casos, el objetivo tiene que ser desterrar estos malos hábitos que te impedirán bajar de peso de forma efectiva y manteniéndote saludable. Por eso, la consulta con especialistas es fundamental para poder llegar al peso ideal, sin tener inconvenientes o efectos secundarios en el futuro.