10 razones para dejar de consumir azúcar procesada
Es
de conocimiento general que si quieres bajar de peso o simplemente tener una
buena salud, el azúcar refinada o procesada debe quedar fuera de tu
alimentación, ya que sus efectos dañinos son cada vez más variados. Si aún no
te decides a dejarla, aquí te damos argumentos que te harán, al menos, replanteártelo.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para un adulto de peso
saludable, una ingesta de azúcar que equivalga a no más de un 10% del total del
consumo calórico diario, lo que correspondería aproximadamente a unos 50 gramos
o doce cucharaditas. Sin embargo, acota que el ideal es un consumo menor al 5%
(25 gramos o seis cucharaditas), sobre todo en casos de sobrepeso. Esta cifra resulta
irrisoria al considerar que Chile consume en promedio más de 140 gramos al día
por persona.
El
aumento mundial del consumo de azúcar al triple en los últimos 50 años, ha
llevado a la ciencia a investigarla, confirmando que no tiene valor nutricional
alguno y sí múltiples perjuicios para el organismo.
¿Qué la hace tan dañina?
Es
importante recordar que el azúcar natural y el refinado no son lo mismo. Los hidratos
de carbono simples o de absorción rápida (fructosa, glucosa, galactosa, entre
otros), que contienen de forma natural algunos alimentos como la fruta o la
leche, también son azúcar, pero una que aporta energía y nutrientes al cuerpo,
por lo que es necesaria en la alimentación.
Por
otra parte está el azúcar refinada, elaborada a partir de caña de azúcar o remolacha, y que es agregada a los
alimentos procesados. Esta es la dañina que se debe evitar.
Estas
son algunas de las razones por las que debes eliminar, o al menos disminuir el
consumo de azúcar:
- Es
adictiva: al igual que las drogas, el azúcar provoca la liberación de
dopamina en el cerebro, lo que genera una sensación de placer que el
cuerpo continúa pidiendo constantemente. Con su consumo habitual, el
organismo desarrolla tolerancia, lo que “obliga” a la persona a consumir
mayores dosis para lograr el mismo efecto. Si quieres hacer la prueba,
puedes evitarla por una semana o un mes y observar algunos síntomas de
abstinencia, que pueden ir desde mal humor, dolor de cabeza y agotamiento
físico o mental, hasta cuadros de ansiedad más avanzados. Sin embargo,
superado este umbral, solo verás beneficios, así que vale la pena el
intento.
- Contribuye
a la proliferación del cáncer: el azúcar genera en el organismo un ambiente
favorable para el desarrollo de células cancerígenas, contexto apropiado
también para su multiplicación. Si el sistema inmunitario de la persona,
además está débil y no detecta dichas células, el desarrollo de la
enfermedad es casi inminente.
- Es dañina
para la salud del corazón: el consumo de azúcar, además de elevar los triglicéridos, disminuye los
niveles del colesterol bueno (HDL) y aumenta los del malo (LDL). Todos
estos factores, de forma individual y conjunta, aumentan los riesgos de
padecer una enfermedad cardiovascular.
- Favorece
el aumento de peso: además de aportar calorías vacías, carentes de vitaminas,
minerales y fibra, favorece la acumulación de grasa abdominal. Otro de sus
efectos es la resistencia a la leptina, una hormona que se encarga de
informar al cerebro que hay saciedad. Es decir, su alto consumo te
mantendrá con una sensación de hambre permanente.
- Perjudica
la salud bucal: las bacterias que habitan en la boca al estar en
contacto con azúcares, generan un ácido que ataca los dientes durante 20
minutos o más, ayudando a la aparición de caries.
- Vuelve tu
dieta más pobre: debido a la adicción que crea y a que es un gusto
adquirido, inicias un círculo vicioso en el que prima el consumo de
alimentos procesados y azucarados por sobre los naturales. Por el
acostumbramiento de tu paladar, lo natural, incluso aquello de sabor
dulce, ya no te parecerá tan apetecible.
- Causa
problemas metabólicos: cuando la hiperglucemia (nivel elevado de
azúcar en la sangre) es frecuente y sostenida en el tiempo puede ocasionar
resistencia a la insulina y/o pre diabetes.
- Favorece
el desarrollo de Alzheimer: junto con acelerar el proceso de
envejecimiento, su consumo en exceso inhibe la proteína responsable de la
formación de nuevos recuerdos, lo que estaría vinculado con el desarrollo
del Alzheimer.
- Puede
dañar tu hígado: cuando el exceso de azúcar no utilizado como energía
se almacena ahí de forma constante, formando grasa en su interior, lo que
resulta en una esteatosis hepática, enfermedad también conocida como
“hígado graso”, el mismo efecto que obtiene una persona que abusa del
alcohol.
- Genera
problemas a la piel: afecta negativamente las fibras de proteínas de
colágeno y elastina, componente que mantienen la piel firma y elástica.
Por otra parte, también se relaciona con la aparición de acné, ya que
dicho problema cutáneo sería un tipo de respuesta inflamatoria del cuerpo
ante las alzas de insulina.
Es
cierto, dejar el azúcar es difícil porque aunque no la agregues de forma
consciente, la mayoría de los alimentos procesados que consumes a diario la
contienen entre sus ingredientes, incluso de manera encubierta en productos que
ni siquiera son dulces.
Si
no logras eliminarla, puedes partir por reducirla al mínimo o evitarla por
periodos determinados. Dejar el azúcar por un mes te hará notar cambios que
agradecerás.