¿Existen vacunas contra las hepatitis? ¿Quiénes pueden adquirirlas? ¿Cómo se puede prevenir este virus? ¿Qué tanto impacta en Chile? Infórmate acá.
La hepatitis es una inflamación del hígado causada comúnmente por una infección viral. Hay cinco virus principales de la hepatitis, denominados como tipos A, B, C, D y E. Estos cinco tipos son de gran preocupación debido a las enfermedades y muertes que causan y a la posibilidad de brotes y potencial de propagación epidémica. Sin embargo, las hepatitis D y E no son tan prevalentes en nuestro país.
En particular, los tipos B y C conducen a la enfermedad crónica y en Chile son la tercera causa tras la enfermedad hepática alcohólica e hígado graso.
La infección aguda, causada más frecuentemente por el virus de la hepatitis A, puede presentarse con síntomas inespecíficos o ser asintomática. Algunos de los que podrían aparecer son la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga extrema, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Según cifras nacionales de la Encuesta Nacional de Salud 2020 para la población chilena entre 18 y 64 años, la prevalencia de hepatitis B es de 0,15% y la de hepatitis C de 0,01%, situando a Chile en “niveles no epidémicos” por lo bajo de sus cifras.
Virus A: una enfermedad de adultos y en brotes
Situación muy diferente respecto a los virus B y C es la que ocurre con el virus hepatitis A, porque Chile se clasifica hoy dentro de las zonas geográficas de prevalencia intermedia. Su incidencia se comporta de manera estable, pero desarrollando brotes aislados cada 3 a 5 años con tasas de 80 a 100 casos por 100 mil habitantes.
El último brote de hepatitis A ocurrió en 2017, aumentando en todas las regiones de Chile y donde se observó una transición epidemiológica, desplazándose la edad de presentación desde la niñez hacia la adultez.
La prevención es la clave
Lo más importante es la prevención del virus de la hepatitis A por parte de la población al evitar, retrasar o controlar estos ciclos epidémicos en el contexto de un país con importantes progresos en las coberturas de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas servidas y, considerando que en esta enfermedad -a diferencia de otras entéricas- el ciclo corto de transmisión (persona a persona) es el preponderante. Un claro ejemplo de esto fue el importante descenso experimentado por las tasas de hepatitis luego de la campaña masiva para la prevención del cólera en 1991.
Para prevenir la hepatitis B y C se debe propiciar prácticas sexuales más seguras, como el uso de preservativo, y realizarse tatuajes en lugares autorizados si la persona quiere adquirir uno.
Para la prevención del virus de la hepatitis A, el Ministerio de Salud recomienda lavado de manos tras el contacto sexual.
Las otras vacunas
Actualmente contamos con vacunas seguras y eficaces que están ampliamente disponibles para la prevención del virus hepatitis A y el B.
En Chile se encuentran disponibles vacunas para hepatitis A de distintos laboratorios, todas con virus inactivado y en dosis para adultos y niños, las que pueden ser administradas a partir de los 12 meses de vida. Ambas presentaciones se administran en 2 dosis, separadas por un intervalo de 6 meses cada una. La protección que confieren las vacunas sería de por vida.
La vacuna contra la hepatitis B se elabora con partes del virus de dicha hepatitis y se aplica en 3 inyecciones durante un período de 6 meses.
Cabe destacar que nuestros niños se encuentran cubiertos desde el año 2005 para el virus de hepatitis B y desde el año 2018 para el virus hepatitis A, bajo el Plan Nacional de Inmunizaciones otorgado por el Ministerio de Salud.
Por Dra. Francisca Rosso, nutrióloga