El estilo de vida actual nos demanda estar permanentemente pensando en qué es lo próximo que tenemos que hacer. Es posible que sin darnos cuenta estemos inmersos en una vorágine de pensamientos y tareas que no nos dan respiro, incluso durante la noche, cuando deberíamos estar descansando.
Lidiar con una carga de presión diaria nos podría traer consecuencias negativas para la salud, como por ejemplo el estrés. Es por eso que anhelamos tanto el período de vacaciones (que si bien es muy preciado, en muchos casos no es tan extenso).
Afortunadamente hay una herramienta que está al alcance de todo aquel que quiera y necesite darse un respiro, relajarse y equilibrar todo ese peso que conlleva la rutina diaria, con un necesario estado de bienestar.
El poder de la meditación
Primero es necesario precisar que la meditación es una técnica que se basa en dirigir nuestra atención hacia uno mismo. El objetivo es ser capaces de despejar la mente de todo tipo de pensamientos y relajarnos de la rutina que nos abruma.
Entre sus beneficios para la salud destacamos que ayuda fortalecer el sistema inmunológico, mejora la memoria y la concentración, gracias a que la práctica de la meditación estimula ciertas áreas del cerebro, que propician la liberación de neurotransmisores que favorecen estados de bienestar tanto físico como mental.
Es pertinente consignar que los resultados positivos de la meditación no se logran de un día para otro, sino que como todo en la vida, es necesario ser constantes y en el mejor de los casos, adoptar la práctica de la meditación como un hábito diario.
Hay especialistas que aseguran que sus efectos comienzan a manifestarse a partir de unas dos o tres semanas. Las mejoras se reflejan en distintos niveles, como por ejemplo en el sistema digestivo, se reducen los dolores de cabeza y se empieza a percibir un estado de más energía y vitalidad.
Si esta práctica es sostenida en el tiempo, es posible que en el largo plazo se puedan afrontar de mejor manera todo tipo de adversidades que se presentan a diario, como también sortear las crisis con mayor fortaleza.
Cómo empezar
La puerta de entrada para comenzar con esta práctica es ser conscientes de nuestra respiración, si focalizamos nuestra atención en inhalar y exhalar, podremos experimentar mejoras temporales a nivel físico y síquico.
En tan sólo 4 pasos se podrá facilitar la práctica de la meditación:
1.- Es importante hacerlo en un lugar tranquilo y cómodo.
2.- La postura corporal contempla la espalda recta y mantener los hombros y brazos relajados.
3.- Se puede mantener los ojos abiertos, fijando un punto para posar la mirada.
4.- En la medida que aparezcan los pensamientos, éstos no deben ser analizados, sólo hay que observarlos.
Como es posible apreciar, son tareas muy sencillas de llevar a cabo, pero que pueden traer importantes beneficios para la salud. Sólo es necesario disponer del tiempo, que puede ser temprano en la mañana (al despertar) o bien en la noche (antes de ir a dormir).
La idea es sentirse cómodo y que el tiempo que se le dedique a la meditación (pueden ser 5 minutos, media hora o incluso más) sea provechoso, para lograr el estado de tranquilidad que se precisa alcanzar, y así aprovechar todos los beneficios asociados para nuestra salud.