Perder más de 5 kilos en un mes sin esfuerzo, resultados que duran toda la vida, son algunas de las promesas que ofrecen las llamadas dietas de moda, que cada vez tienen más seguidores, pero no por ello están libres de peligros.
El problema con estas “dietas milagrosas”, según señalan los especialistas, es que la mayoría no tiene ningún sustento en la evidencia científica y pueden generar graves riesgos a la salud por razones como eliminar algún tipo de nutriente esencial, basarse en un solo grupo de alimentos o restricción calórica severa.
La limitación en la ingesta calórica, de aminoácidos y ácidos grasos esenciales y la escasa variedad en la alimentación sostenidas en el tiempo, pueden provocar serias deficiencias nutricionales y efectos deletéreos en la salud (anemia, descompensaciones cardiacas o metabólicas, aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos, bajo nivel de glucosa en la sangre, disminución de la función inmune, pérdida de la densidad muscular ósea).
Con este tipo de dietas efectivamente se puede lograr una importante baja de peso en un corto tiempo, pero como el régimen no ha sido diseñado acorde con las características y necesidades de cada persona, en vez de grasa lo que se pierde en un comienzo es una gran cantidad de agua, masa muscular y proteínas esenciales para el organismo. Esto provoca que apenas se abandona la dieta y se retoma la alimentación habitual, se recuperen los kilos perdidos rápidamente e incluso más: el temido efecto rebote o yo-yo.
¿Por qué sucede esto? Porque las dietas de moda solo se enfocan en la pérdida de peso sin tomar en cuenta la salud ni el aprendizaje de buenos hábitos alimentarios. Entonces al dejarlas, la persona retoma el estilo de alimentación al que estaba acostumbrada y que precisamente fue lo que la llevó a la necesidad de bajar de peso y recurrir a estas dietas exprés en primer lugar, provocando un completo círculo vicioso, dañino para el organismo y el bienestar en general.
No se trata de dejar de comer, sino de alimentarse en forma saludable
Lo primordial para lograr el objetivo de pérdida de peso es la educación nutricional y la corrección de hábitos alimentarios inadecuados que hayan causado el sobrepeso. Por ello, es recomendable que cualquier tipo de tratamiento para adelgazar esté supervisado por un profesional cualificado.
Un especialista podrá desarrollar un plan de alimentación adaptado al perfil de cada paciente que le permitirá, bajo su asesoría, aprender hábitos alimenticios saludables y realizar un verdadero cambio en el estilo de vida.
Para que los resultados sean efectivos, duraderos y saludables para el organismo, una dieta siempre debe ser equilibrada, con un aporte nutricional adecuado y prolongada en el tiempo, de manera de ir bajando de peso paulatinamente y evitar el efecto rebote, entendiendo que es un proceso que demanda disciplina y constancia. Muy importante también es enfocarse en las necesidades, gustos, horarios, situación laboral y económica de cada persona, de manera de hacer un plan individualizado.
Lo recomendable, y de acuerdo a las necesidades de cada persona, es que el plan alimenticio reduzca entre 500 y 1.000 kcal del consumo energético diario, aconsejándose no realizar dietas de menos de 1.200 calorías para un adulto.
En general, lo ideal es perder entre 450 hasta 1.000 gramos a la semana, teniendo en cuenta que lo importante no es solo la pérdida de kilos, sino que también ir controlando nuestros porcentajes de composición corporal (índices de grasa y de masa muscular), y el bienestar físico y psicológico.
Otro factor fundamental es que para hacer más efectiva la dieta y que se perpetúe en el tiempo la pérdida de peso se debe acompañar de actividad física regular y considerar factores como consumo de tabaco y de alcohol e hidratación.
Como conclusión, la dieta más adecuada es la que crea un déficit calórico y que incluye alimentos variados y de la mejor calidad posible, pero también que se adapte a las características y necesidades de la persona generando hábitos alimenticios saludables perdurables en el tiempo.