Por Javiera Valech, Psicóloga Clínica de Benefit
Se acaban las Fiestas Patrias y comienzan los “regresos al régimen”. Nos preocupamos de volver a las verduras, dejar de lado el alcohol y retomar la actividad física porque sentimos que tanta celebración nos pasa la cuenta, a nivel corporal y psicológico.
Entonces nos preguntamos por qué comer nos genera tanta culpa. Existen dos respuestas principales:
Lo que nos dijeron en nuestra infancia:
Cuando somos pequeños, suelen transmitirnos implícitamente que hay una relación entre emociones y comida: nos castigan sin postre, nos premian con un chocolate, nos llevan a tomarnos un helado cuando tenemos pena y un largo etcétera. Son situaciones comunes, pero que enseñan indirectamente que, para manejar emociones, hay que recurrir a la comida.
Esto genera un daño a largo plazo, porque el asociar emociones a la comida puede desencadenar que usemos esta para regularnos emocionalmente, lo que nos puede generar culpas e incluso precipitar trastornos alimenticios.
Vivimos con estereotipos:
Buscamos parecernos a lo que socialmente se transmite como un cuerpo “ideal”: flaco, largo y esbelto. Y creemos que, si nos comemos ese pedazo de torta, entonces nos alejamos de ese estereotipo, que –por lo demás- es irreal. Eso nos provoca culpa.
¡¿Entonces qué hacemos para comer sin culpas?!
Sigue estos consejos para que comer sea una actividad placentera y agradable ;).