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¿Por qué comer nos genera culpa?: 3 consejos para no caer en ese error

¿Por qué comer nos genera culpa?: 3 consejos para no caer en ese error


En septiembre –mes donde celebramos nuestras Fiestas Patrias- recibimos con alegría las empanadas, los choripanes y los terremotos. Pero luego, nos sentimos culpables por los excesos. La comida es una de las cosas que, en general, nos genera más culpa: si comimos de más, o nos servimos un pedazo de torta, o comimos de noche…Todas son situaciones que nos hacen “sentir mal”. Pero, ¿por qué comer nos genera culpa?


Por Javiera Valech, Psicóloga Clínica de Benefit

 

Se acaban las Fiestas Patrias y comienzan los “regresos al régimen”. Nos preocupamos de volver a las verduras, dejar de lado el alcohol y retomar la actividad física porque  sentimos que tanta celebración nos pasa la cuenta, a nivel corporal y psicológico.

Entonces nos preguntamos por qué comer nos genera tanta culpa. Existen dos respuestas principales:


Lo que nos dijeron en nuestra infancia:

Cuando somos pequeños, suelen transmitirnos implícitamente que hay una relación entre emociones y comida: nos castigan sin postre, nos premian con un chocolate, nos llevan a tomarnos un helado cuando tenemos pena y un largo etcétera. Son situaciones comunes, pero que enseñan indirectamente que, para manejar emociones, hay que recurrir a la comida.

Esto genera un daño a largo plazo, porque el asociar emociones a la comida puede desencadenar que usemos esta para regularnos emocionalmente, lo que nos puede generar culpas e incluso precipitar trastornos alimenticios.

 

 

 

Vivimos con estereotipos:

Buscamos parecernos a lo que socialmente se transmite como un cuerpo “ideal”: flaco, largo y esbelto. Y creemos que, si nos comemos ese pedazo de torta, entonces nos alejamos de ese estereotipo, que –por lo demás- es irreal. Eso nos provoca culpa. 

 

¡¿Entonces qué hacemos para comer sin culpas?!

  1. Deja de usar la comida para manejar emociones: la próxima vez que tengas pena y vayas a abrir un paquete de papas fritas, piensa “¿Estoy comiendo por hambre o hay una emoción detrás?”.
  2.  No etiquetes las comidas como “buenas” y “malas”, porque la próxima vez que comas algo “malo”, inevitablemente te generará culpa. Sí, hay alimentos que son más sanos que otros, pero lo importante es mantener el equilibrio. Aliméntate normalmente de forma saludable para que, en ocasiones especiales –como Fiestas Patrias- puedas comer una rica empanada sin culpas.
  3.  Trabaja en la autoaceptación del cuerpo y sé consciente de que los ideales transmitidos socialmente son irreales y poco sanos. Muchas veces detrás de cuerpos “ideales” hay conductas no sanas, problemas o trastornos alimenticios, que llevaron a la persona a verse así, pero que le generan un daño tremendo.

 

Sigue estos consejos para que comer sea una actividad placentera y agradable ;).