La leche materna es la mejor opción para un pequeño que recién viene al mundo, las razones son muchas. Por una parte, es un producto diseñado exclusivamente para bebés humanos y por otro, sus beneficios para la salud del bebé están muy bien documentadas. Sin embargo, existen diversas razones por las que la mamá de un recién nacido se ve en la
situación de elegir entre la lactancia materna y artificial.
La lactancia materna no siempre es fácil. La madre puede presentar problemas en los pezones, que prohíben la correcta absorción de leche por parte del recién nacido o tener un suministro de leche adecuado. El factor emocional también es una variable. Muchas madres primerizas se sienten abrumadas, presentan dolor en los pezones o presentan estrés
durante los días siguientes al parto, lo que también puede influir en la leche que producen.
Además, la madre debe estar muy bien alimentada y contar con todas las vitaminas necesarias para poder producir leche. Pero si esto no ocurre de la forma esperada, no hay tiempo que perder; el bebé debe ser alimentado oportunamente aunque esto suponga recurrir a fórmulas alimenticias.
Qué es la lactancia artificial
La lactancia artificial, también llamada lactancia con leche de fórmula, consiste en nutrir al pequeño con un producto alimenticio usado como sustitutivo parcial o total a la leche materna. Este tipo de alimento proporcionará un aporte adecuado de nutrientes al bebé, mientras se solucionan los problemas que impiden alimentarlo de forma natural o se utilizan como métodos complementarios debido a una escasa producción de alimento. Las fórmulas se obtienen a partir de la leche de vaca, pero se modifica para intentar acercarse lo más posible a la leche materna en cuanto a su contenido en proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y sales minerales, así como otros micronutrientes.
Tipos de fórmulas artificiales
Existen varios tipos de leche de fórmula que se adaptarán a las necesidades del bebé en función de su edad. Es por esto que se debe tener en cuenta las etapas en donde se debe emplear cada tipo:
- Leche etapa 1: Se trata de una fórmula de inicio que se emplea desde el nacimiento hasta los seis meses de edad.
- Leche etapa 2: Se le llama también leche de continuación y cubre las necesidades nutricionales del bebé a partir de los 6 meses de edad, como parte de una dieta diversificada. Debe contener DHA, hierro, calcio, zinc y vitaminas que apoya al crecimiento y el desarrollo del bebé. Además debe incluir fibra dietética, la cual permite que el bebé haga heces menos duras. Se recomienda su uso hasta los 12 meses de edad.
Existe una tercera etapa, de la cual se habla mucho en internet, hablamos de la leche de crecimiento o preparado lácteo para niños, la cual se utiliza a partir de los 12 meses de edad y se puede extender su uso hasta los 3 años. Sin embargo, los especialistas en nutrición infantil aseguran, que luego de los 12 meses, un bebé ya puede tomar leche tradicional y ampliamente comercializada.
La leche materna debe garantizar la adecuada nutrición del lactante y el estado nutritivo materno, al igual que su alimentación, pueden influir en la composición de la leche y, por lo tanto, en el aporte de nutrientes al lactante. Cuando lo anterior no es posible, se debe considerar la leche de fórmula sin que esto suponga un motivo de culpa por parte de la madre.