La mayoría de nosotros tiene muy interiorizado que debemos evitar en consumo de azúcar en los niños, sobre todo en la primera infancia. Pero, probablemente, las reales razones no las tenemos tan claras ¿Te contamos por qué?
Por qué es dañina el azúcar
Según recomendaciones de la OMS, un niño mayor de dos años no debería consumir más de 37 gramos diarios (para una dieta de 1.750 calorías), aproximadamente 7 cucharaditas de azúcar diarias. Poco, ¿cierto? Si consideramos el número de alimentos que contienen azúcar, probablemente bajo otros nombres como sacarosa, jarabe de maíz de alta fructosa, azúcar invertido, glucosa, fructosa, néctar, jarabe de malta, jarabe de arce, fructosa líquida, miel, melaza, maltodextrina
Debido a que ésta se encuentran presente en gran parte de los productos procesados, es muy probable que al consumir dos o tres ya estemos sobrepasando la cuota diaria indicada.
Un consumo excesivo de azúcar en los niños puede provocar distintas patologías, como diabetes a temprana edad, aparición de caries, sobrepeso e hiperactividad.
Por otro lado, perjudica una sana nutrición ya que, al no tener vitaminas ni minerales, solamente satisface, reduciendo la ingesta de alimentos más saludables y nutritivos.
Un punto aparte, y sobre el que no hay mucho que discutir, son los menores de 2 años, quienes no deben recibir azúcares añadidas en su alimentación. No la conocen ni la necesitan.
Edulcorantes, ¿son más sanos?
Sobre el uso de edulcorantes en niños existen distintos estudios, sin embargo aún no se cuenta con evidencia suficiente para afirmar qué tan dañinos pueden ser.
Dentro de lo que ya se conoce, podemos encontrar que no se recomienda utilizarlos en menores de dos años, ya que puede cambiar la percepción de los sabores, creando una tendencia hacia los dulces, que luego puede continuar durante la adolescencia y adultez.
Además, al ser un organismo que está “aprendiendo a reaccionar” puede causar confusión, ya que al percibir el sabor dulce, este espera recibir calorías activando los mecanismos necesarios para asimilar ese azúcar, que al utilizar un edulcorante no van a llegar. Esto provoca un desorden en el manejo de los hidratos de carbono, la energía y la regulación del apetito.
Como bien afirmábamos, no existen estudios concluyentes que indiquen que los edulcorantes pueden llegar a ser tóxicos para los niños, sin embargo se aconseja reducir su consumo al mínimo, evitando jugos y lácteos que los incluyan, por ejemplo.
¿Y qué pasa con la stevia? Si bien es un endulzante natural, generalmente se supera la dosis diaria recomendada en niños, por lo que tampoco está recomendada su consumo.
Cuáles son las alternativas
Para evitar el consumo tanto de azúcar como de edulcorantes artificiales, podemos recurrir a los endulzantes naturales, como por ejemplo, la miel (a partir de los dos años), sirope de agave, frutas secas deshidratadas, como dátiles, y frutas.
Todos ellos, además de endulzar naturalmente, entregan al organismo distintas propiedades, como vitaminas y otros nutrientes, ayudan a reforzar el sistema inmunológico y previenen la desmineralización ósea.
La tarea no es simple, requiere dedicación, pero una vez que ya estés en el proceso, verás como no solamente la alimentación de los niños se ve beneficiada, sino también la de toda la familia.
¡A preferir lo natural, por sobre lo procesado!