La ortorexia nerviosa, tal y como originariamente se definió, indica una obsesión enfermiza con el consumo de alimentos saludables. El término se deriva del griego orto, que significa “derecho” o “correcto”, y intenta hacer un paralelismo con la anorexia nerviosa.
Esto suena contradictorio. ¿Cómo puede ser que enfocarse en los alimentos sanos pueda ser malo? La aparente contradicción ha comportado muchas críticas al concepto. Pero el énfasis está en ser una “obsesión enfermiza“. Una persona puede tener una obsesión enfermiza con algo que es sano para las demás. Piense en la adicción al ejercicio o la adicción al trabajo.
La ortorexia empieza como un inocente intento de comer más saludable, pero el ortoréxico se fija en la calidad y la pureza. El ortoréxico se vuelve más y más obsesivo por qué y cuánto comer, y cómo hacer frente a los deslices. Cada día es un día para comer bien. La autoestima se ve envuelta en la pureza de su dieta y con frecuencia se siente superior a otros, especialmente en lo que respecta a la ingesta de alimentos.
La dieta del ortoréxico en realidad puede ser poco saludable. Los problemas nutricionales dependen de la dieta específica que la persona se ha impuesto a sí misma. Los problemas sociales son evidentes. Un ortoréxico a menudo puede estar aislado socialmente, ya que planea su vida alrededor de la comida. Es posible que tenga poco espacio en la vida para otra cosa. Los ortoréxicos pierden la capacidad de comer intuitivamente – a saber cuando tienen hambre, la cantidad que necesitan, y cuando están llenos. El ortoréxico nunca aprende a comer de forma natural.